EL
OLVIDO QUE SEREMOS
El
libro trata de la memoria desgarrada sobre la familia del autor pero también es
una sobrecogedora inmersión en el infierno de la violencia política colombiana,
en la vida y alma de la ciudad de Medellín, un testimonio delicado y sutil de
amor filial. Un alegato contra el terror como instrumento de la acción política.
Escrito
en una prosa que nunca se excede en la efusión de sentimientos, precisa, clara,
inteligente, culta, que manipula el ánimo del lector, ocultándole ciertos
datos, a fin de provocar la curiosidad y expectativa.
Los
desgarros del libro son dos muertes, la de la hermana y la del padre, una por
enfermedad y la otra por salvajismo político. Y en la descripción de ambas hay más
silencios que elocuciones, lo que
provoca la tristeza y el espanto del lector.
No
es un libro que desmoralice a pesar de la presencia devastadora que tienen en
sus páginas el sufrimiento, la nostalgia y la muerte. Todo lo contrario posee
la belleza formal, la calidad de expresión, la gracia y la finura con que está
retratando a esa familia lo que hacen de
él un libro que levanta el ánimo, muestra que aún de las más viles y cruentas
experiencias, la sensibilidad y la imaginación pueden defender la vida y
mostrar que hay en ella, pese a todo, amor, ideales, ternura, piedad, amistad, fraternidad…
Ayer martes comenzamos el club de lectura en la biblioteca de Marcilla y las opiniones fueron diferentes; la persona que comentó que era el libro más bonito que había leído, otras lo dejaron sin terminar, hubo a quien no le gustó y todo esto nos permitió entablar un primer contacto para conocernos y disfrutar de un rato muy agrable.
Ayer martes comenzamos el club de lectura en la biblioteca de Marcilla y las opiniones fueron diferentes; la persona que comentó que era el libro más bonito que había leído, otras lo dejaron sin terminar, hubo a quien no le gustó y todo esto nos permitió entablar un primer contacto para conocernos y disfrutar de un rato muy agrable.
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